jueves, 31 de marzo de 2011

Recuerdame (Parte II)

Eran las cuatro menos diez cuando llegué a la estación de autobuses, un brazo me rodeó el cuello.

- Tardona, y mira que fuiste tú quien dijo de quedar a menos cuarto ¿eh? Toma, ya he comprado los billetes, me debes 6,40€

Tras revisar el billete observé:

- Salida 7, asientos 24-25.

Bajamos por las escaleras mecánicas y nos subimos al bus. Nos acomodamos en los asientos y poco a poco, arrancó. Hablamos un rato sobre lo que nos esperaba al llegar a Madrid, pues Irene no nos había contado lo que haríamos, no duró mucho, a los pocos minutos decidimos echar una pequeña siesta.

Yo apoyé la cabeza en su hombro, sabía que tenía total confianza y a su vez, él apoyó su cabeza sobre la mía. Sus pelo rubio me rozaba la oreja y me hacía cosquillas, ladeé la cabeza y le miré a los ojos, grises, sinceramente me encantaban esos ojos, le daban un encanto y un misterio particular, poca gente nacía con unos ojos tan bonitos, le sonreí y él me devolvió una sonrisa perfecta, gracias al aparato que había llevado durante dos años ahora tenía una sonrisa increíble, volví a acomodarme en su hombro y así transcurrió el viaje, hasta que una hora y media más tarde, llegamos a nuestro destino.

Cuando llegamos a la estación encontramos a Irene esperándonos, que, como ya he dicho antes, era su novia, y mi mejor amiga.

Se dieron un beso largo y romántico, llevaban sin verse cosa de un mes, desde que habían comenzado los exámenes finales. Y mientras tanto, yo de sujeta-velas como estaba… no podía evitar acordarme de Javi, y mientras mis pensamientos volaban hacia él, Irene me sacó de mi estado con un gran abrazo.

- ¡Bienvenida amiga!

- ¡Irene! Te he echado muchísimo de menos, ¿Qué tal todo?

- Bastante bien, la verdad, ¿y vosotros? ¿Qué tal el viaje?

- Supongo que bien, hemos venido durmiendo.- contestó Samu.

- Cierto, Samu tiene un hombro muy cómodo.- dije dándole una palmadita en la espalda.

- ¿Ah sí? ¿Y eso tu como lo sabes? – preguntó Irene con falsos celos. Si, eran fingidos, ya habíamos pasado por eso muchas veces e Irene sabía que Samu y yo no éramos más que amigos, muy amigos, pero solo eso. Además ella conocía muy bien lo que yo sentía por Javi, y el asunto había quedado zanjado hacía tiempo.

- He quedado con Javi a las seis menos cuarto en el cine de Príncipe Pio, sabe que viene Samu, pero tú Sara… eres sorpresa.- dijo guiñándome un ojo.

- Pues qué bien…-fue lo único que me salió en ese momento.

Llegamos a la puerta a menos veinte, pero Javi ya estaba allí, y volví a caer, ese hormigueo en el estómago, y esa sonrisa tonta que se quedaba dibujada en mi cara con solo mirarle.

Su pelo negro despeinado, sus ojos verdes oscuros, su sonrisa que mostraba unos dientes irregularmente alineados… no negaré que Samu era, objetivamente hablando, más guapo; pero yo solo tenía ojos para Javi.

Este sonrió ampliamente al verme:

- ¡Sara! ¡No sabía que venias! – me dio un abrazo y sentí que no quería volver a separarme de él, aunque no duró mucho, me soltó y fue a saludar a Samu.

Entramos a ver “El cisne negro” aunque debo reconocer que no me enteré de la película pues me senté al lado de Javi (como era de esperar) y en cierto punto de la película, noté que su mano buscaba la mía y la estrechaba suavemente. Salimos del cine cogidos de la mano.

- ¿Qué es de tu vida? – me preguntó.

- Poca cosa, exámenes, exámenes y más exámenes, ¿y la tuya?

- Más de lo mismo

- ¿Dónde están Samu e Irene? – acababa de darme cuenta de que no habían salido del cine con nosotros.

- Supongo que en un lugar más “intimo”.- rió Javi.- ¿Por qué? ¿Tan poco te gusta mi compañía?

“me gusta más de lo que crees” pensé, aunque no fue eso lo que dije, si no que me escabullí con un rápido:

- ¿Entramos a tomar algo?

- Me parece buena idea, pero no me llega para invitarte

- No esperaba que lo hicieras, me asustaría que fueras tan caballero

- ¡Eh! Yo soy un caballero cuando debo serlo, contigo simplemente, soy yo, Javier Durán.- me rodeó con su brazo por la cintura y depositó un beso sobre mi frente.

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